jueves, 31 de enero de 2013

A fondo con... ALBERTO TURÓN



Buenos días a tod@s!

Esta semana recibimos a uno de los grandes investigadores de nuestro folclore aragonés.

Él es Alberto Turón, conocido por muchos por su magnífica página ARAFOLK.



Alberto Turón es una de las personas que más ha investigado y estudiado nuestro folclore.

Ha pertenecido a varios grupos de jota como músico de guitarra, bandurria y dulzaina y, como os decía al principio, es el editor del website Arafolk, El Web de la Música Tradicional Aragonesa (http://www.arafolk.net).

Entre muchos de sus proyectos y colaboraciones llevadas a cabo, caben destacar:  colaborador del Servicio de Patrimonio Etnológico, Lingüístico y Musical del Gobierno de Aragón entre 2000 y 2004, miembro de la Comisión Asesora del Gobierno de Aragón para la declaración de la jota como Bien de Interés Cultural,  creador de la música de las danzas Jota de la Geringosa, Danza de Robres y Danza de las Cintas, colaborador en las publicaciones La Jota Ayer y Hoy 2 de Prames y Ángel Sola, el gran bandurrista de la jota, de Fernando Cobos, colaborador en la reedición del Cancionero Popular Turolense de Severiano Doporto y de las grabaciones de Alan Lomax en Aragón que hizo Rounder Records, entre otras muchas.

Cabe destacar, en el mundo de la jota, que es miembro del Jurado del Certamen Infantil y Juvenil de Jota del Ayuntamiento de Zaragoza desde 2008.

Os dejamos pues, con D. Alberto Turón.

-         ¿Cómo y cuándo tomaste contacto con el mundo de la jota?

No procedo de familia jotera. En mi casa me inculcaron la afición por la música y cuando tenía 13 años me apunté a clases de guitarra en la escuela. El profesor nos enseñó a tocar la jota. Un hombre encantador, Santiago Delgado, que al terminar el curso me dio la dirección de un grupo. Acudí sin saber lo que era ni a lo que iba, y el ambiente que allí encontré me enganchó desde el primer día. Ya sabéis todos lo que es eso, no hace falta que siga.

-         ¿Cuál ha sido tu momento más intenso y feliz en el mundo de la jota?

Han sido muchos, después de tantos años. Sobre todo los años de juventud, cuando uno busca tan sólo divertirse y hacer amigos. También conocí entonces a mi mujer, y conservo muchos y buenos amigos de aquella época.
Recuerdo especialmente el año en que Florencio Artal ganó el Premio Extraordinario del Certamen Oficial de Jota de Zaragoza; fue emocionante porque yo desde mis inicios en la jota había pasado muchísimas horas acompañando a Florencio en sus ensayos, y nunca me cansaba de oírle cantar con su extraordinaria voz y su estilo tan pulcro y bien cultivado el amplísimo repertorio de tonadas clásicas de la jota zaragozana que dominaba. Además aquel año coincidió con que yo tocaba en la rondalla del Certamen, así que fue un momento muy emotivo allí en el backstage cuando le proclamaron campeón. Lo recuerdo con frecuencia.
También fue inolvidable el extraordinario trato que recibí durante una visita a la Casa de Cultura Aragonesa de La Plata, en Argentina. Viajé en calidad de amigo pero no creo que me hubieran hecho más agasajos si hubiera sido el presidente de los Estados Unidos. Fue muy emocionante comprobar lo importante que era para unas personas tan sencillas y nobles el que alguien de aquí se interesara por su trabajo por Aragón. Aunque lo verdaderamente conmovedor fue comprobar la magnitud de ese trabajo realizado con los escasos medios de que disponían, el esfuerzo que había supuesto para ellos formar un modesto grupo de jota, y cómo valoran, desde la distancia, muchas cosas que a nosotros nos parecen insignificantes. Creo que no cambiaría aquel momento por ningún otro que haya vivido en el mundo de la jota.

-         ¿Quiénes han sido o son tus referencias en la jota?

Mis inicios los marcaron las voces de Florencio, de Carmen Ruiz y de Natividad Brivián. Con ellas descubrí la jota. A partir de ahí he tenido varios referentes a medida que descubría nuevas facetas de la jota: Jesús Gracia, primero; luego José Oto (fue en este orden) y los de Fuendejalón, Genaro y Lorenzo, cuyas grabaciones con Pedro Santos Cardona tengo casi gastadas de tanto escucharlas; Angelines Hernández, en cuya casa pasé muchas tardes oyendo cantar a sus alumnos y acompañándoles a la guitarra; y mucho más tarde Laura Martín Montalbán, que para mí significó un modelo de profesionalidad y calidad artística, sin hacer de menos a muchas otras personas que también admiro por diversas razones.
Posteriormente vino el descubrimiento de la vertiente etnográfica de la jota, gracias a los grupos que la trataban como hecho folklórico, popular, y cuyos trabajos empezaron a dar algo de sentido a lo que había leído en una edición del cancionero de Ángel Mingote que había comprado años atrás (por mil pesetas) y cuyo significado yo no entendía. Hablo de Somerondón, Xinglar y, posteriormente, grupos como La Orquestina del Fabirol e investigadores como Ángel Vergara, Luis Miguel Bajén y Mario Gros, que vinieron a rellenar el hueco que existía entre el folklore del que hablábamos en los grupos de jota y el que aparecía en los cancioneros. Desde ese momento me quedó meridianamente claro el contexto en el que se desarrollaba la jota contemporánea.
El hito más reciente ha sido la aparición de figuras como Alberto Gambino, Miguel Ángel Berna, Pepín Banzo o Carmen París, ensanchando los horizontes de la jota. Ellos la han dotado de una nueva y apasionante perspectiva que hoy representan para mí principalmente Miguel Ángel, Roberto Ciria y Nacho del Río, pero que todavía tiene mucho que decir.

-         ¿En qué momento crees que se encuentra la jota actual?

Hemos pasado un largo periodo de estancamiento, que no niego que ha sido fecundo, muy productivo, pero a la vez sumido en una profunda endogamia que ha estado a punto de dejarla morir por agotamiento, por repetición ad nauseam de las mismas ideas. En las últimas décadas nos hemos dado cuenta de que era necesaria una apertura; aunque todavía hay quien lo niega, a mí que la conocí en los años 70 me parece evidente que desde entonces se ha hecho un trabajo intenso por parte de mucha gente, dirigido a modernizar la jota, limpiarla de tópicos gastados y desfasados, una puesta al día; aún incompleta pero sus resultados están ahí a la vista. Se ha abierto un debate sobre la calidad que se ofrece al público, una tímida autocrítica que ha empezado a dar frutos, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. Se empieza a considerar la jota como un producto artístico, por encima de obsoletas consideraciones etnográficas que difícilmente se le pueden aplicar ya, en el estado de evolución en que se encuentra actualmente. Eso significa que se valora cada vez más como género escénico y por lo tanto somos más exigentes con nosotros mismos.
Además, esa renovación y puesta al día de la jota ha hecho interesarse por ella a artistas de otros géneros desde los que hasta hace poco se la despreciaba y se la consideraba hortera y cazurra. Eso la ha nutrido de nuevas aportaciones externas, de manera que me atrevo a decir que caminamos hacia una nueva etapa de esplendor, similar a aquella que vivió la jota desde finales del siglo XIX hasta el comienzo de la guerra. La etapa en que la jota era un género popular de presencia obligada en los escenarios de España y Argentina; en la zarzuela, el cuplé, la ópera, el género chico… aquella fue la época más brillante que ha conocido la Jota Aragonesa hasta el momento.

-         ¿Conservación o innovación?

Ambas. ¿Por qué elegir? ¿Por qué renunciar a una de ellas? Siempre han ido de la mano, salvo en los años 40 del pasado siglo, cuando se inventó una manera de bailar la jota totalmente ajena a la tradición, por motivaciones que nada tenían que ver con ella. Pero aquello fue un error, igual que lo sería tratar de conservar estático lo que se tiene sin dejarlo evolucionar. La historia de la jota ha sido una historia de constante evolución; lógico, pues lo que no evoluciona muere. Hoy se mantienen vivos varios modelos de jota: se baila la espectacular jota coreográfica de los Coros y Danzas junto con la elegante jota de pareja creada a finales del siglo XIX; mientras, se canta y se toca la misma jota que nació durante la segunda mitad de aquel siglo, y todas ellas conviven con nuevas tendencias que van surgiendo de los actuales creadores. ¿Te parece que ninguna de ellas debería haber sustituido a la anterior? Si la innovación está prohibida, ¿habría que volver a la jota primitiva, tocada con gaita, sin castañuelas y sin cantar, que se bailaba levantando los pies apenas tres dedos del suelo? Creo que el 90% de los que estáis en el mundo de la jota os aburriríais y os dedicaríais a otra cosa. Si hoy estamos donde estamos es porque la jota ha evolucionado, y dejándola evolucionar nos aseguramos de que las generaciones que vengan detrás sigan interesándose por ella.
De todas formas el debate sobre conservación o innovación es completamente espurio. Aunque surge con frecuencia, no tiene ningún sentido porque la evolución no es una elección del ser humano sino una ley de la naturaleza. Siempre habrá un Ángel Sola, una Teresa Salvo, un Santiago Lapuente, alguien que rompa moldes o que quiera crear los suyos propios (hoy mismo tenemos varios, en mi opinión, pero el futuro lo confirmará). Y siempre habrá un público que decidirá si le gusta o no le gusta lo que hacen, por encima de nuestras sesudas disquisiciones y de nuestras férreas convicciones. Lo que hay que hacer es conservar para las futuras generaciones lo que se ha ido construyendo de manera colectiva, enseñarles lo que han ido creando sus antepasados, de manera que no se pierda, y dejar que sean ellas las que decidan cómo utilizar ese legado. Que es ni más ni menos lo que hemos hecho nosotros, porque nuestra jota no es como la de nuestros abuelos ni la de nuestros nietos será como la nuestra.

-         ¿Qué te gustaría cambiar en el mundo del folklore?

Nada. El folklore pertenece al pueblo y sólo él decide lo que cambia y lo que no. Si lo cambiáramos tú o yo ya no sería folklore. Pero siento mucha envidia de los pueblos que han sabido identificarse con su folklore, mantenerlo vivo, aunque paralelamente hayan desarrollado otras visiones más actuales, artísticas, comerciales o como queramos verlas… tanto da, no deja de ser folklore.
Te voy a poner los dientes largos: tú puedes ir una noche a un pub en Grecia o Irlanda, encontrarte a un grupo de músicos tocando música tradicional y ver que de vez en cuando hay parejas jóvenes que se levantan de la mesa en que están tomando sus copas y se arrancan a echar un baile típico. Que posiblemente no sea de los más tradicionales, como ocurre aquí con la jota. Qué importa, ya me conformaría yo con que la gente de aquí se divirtiera bailando danzas populares, igual me da la jota que el fandango, el villano o la polca. Esto se está poniendo muy de moda ahora en Europa, y está llegando tímidamente a España, aunque la globalización nos esté trayendo una mezcla de bailes que muchas veces ni sabemos de dónde provienen.
Está muy bien lo que hacemos ahora, estas coreografías tan vistosas, estas músicas tan elaboradas, esa técnica vocal tan apabullante, para que la gente se siente en una silla y disfrute viéndonos; eso es la jota actual y es lo que ha sido durante el último siglo: una disciplina artística. Y suficientemente madura como para cuidarse por sí sola. Pero el folklore es otra cosa, el folklore es tal cuando es el pueblo quien lo protagoniza. Hace unos días estuve en un pueblo del Maestrazgo y pude presenciar cómo un grupo muy grande de personas de los alrededores, jóvenes y mayores, algunos venidos incluso de Valencia y Castellón, se pasaban una tarde entera bailando jotas y fandangos de una manera muy próxima a como se bailaban en las plazas de los pueblos hace un siglo y medio. Me dejaron una bandurria; después de dos horas mis dedos echaban humo y aquellos músicos (casi todos de más de setenta años) seguían tocando y cantando impasibles, como si nada. Me contó un señor de Vistabella (Castellón) que ellos se juntan dos tardes a la semana para bailar y cantar. Comenzaron a bailar a las seis de la tarde y terminaron a la una de la madrugada, sólo descansando para cenar un bocadillo. Eso es folklore auténtico y es lo que habría que evitar que se perdiera.




DECÁLOGO

1.      UN LIBRO: CIEN AÑOS DE SOLEDAD
2.      UNA PELÍCULA: EL TERCER HOMBRE
3.      UN PROGRAMA DE TV: Nunca veo la televisión, apenas alguna película buena que me grabo para ir viendo a ratos perdidos. Ahora mismo no sabría recomendarte ni una cadena de TV porque ni siquiera sé cómo se llaman las que hay desde que llegó la TDT.
4.      ANIMAL CON EL QUE TE IDENTIFICAS: Esta es la pregunta más difícil de todas; me la voy a dejar en blanco, con tu permiso.
5.      META NO REALIZADA: MUCHAS, pero el que la sigue la consigue; no tengo prisa y soy aragonés.
6.      QUÉ TRES COSAS TE LLEVARÍAS A UNA ISLA DESIERTEA: Mi familia… no, entonces ya no estaría desierta. Bueno, pues un INSTRUMENTO MUSICAL, un LIBRO y un BOLÍGRAFO.
7.      MOMENTO MÁS FELIZ DE TU VIDA: Hasta la fecha no he conocido nada que se pueda comparar al momento en que coges por primera vez en tus brazos a tu HIJO recién nacido.
8.      LA ÚLTIMA VEZ QUE LLORASTE: No soy de lágrima fácil, no sabría decirte cuándo fue. Pero cuando murió mi PADRE sentí una sensación de desamparo como no recordaba haber sufrido nunca. Fue la conciencia de perder el vínculo que me unía a la generación de mis mayores.
9.      MAYOR DEFECTO Y MAYOR VIRTUD: Defecto… nadie es buen juez de sí mismo, por cada uno que yo te confiese los que me conocen te dirán diez que yo sé pero me niego a admitir. Y virtud, pues mira, llevo un rato dándole vueltas a la pregunta y no me encuentro ninguna virtud, a lo mejor esa es la única de la que puedo presumir.
10.   DANOS UN CONSEJO: NUNCA HABLES SI NO TIENES RAZÓN, PERO NUNCA ESTÉS DEMASIADO CONVENCIDO DE QUE LA TIENES. YA SABES LO DE AQUEL HOMBRE QUE TENÍA LA MENTE TAN PEQUEÑA, TAN PEQUEÑA, QUE NO LE CABÍA LA MENOR DUDA. SI ESCUCHAS A QUIENES DISCREPAN DE TI PUEDES APRENDER COSAS QUE ANTES IGNORABAS; SI SÓLO ESCUCHAS A QUIENES PIENSAN COMO TÚ NUNCA OIRÁS NADA QUE NO SUPIERAS YA.

Desde aquí, agradecer enormemente su participación en nuestro blog y desearle el mayor éxito en sus nuevos proyectos de investigación, que seguro son muchos e interesantes.

Sergio Sanz Artús

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